Hoy, 26 de octubre, se celebra el Día Nacional del Daño Cerebral, con el objetivo de sensibilizar sobre esta discapacidad que afecta a casi medio millón de personas en España. Por ello, me gustaría dedicar este post a explicar qué es el daño cerebral y qué problemas se asocian a este diagnóstico. A su vez, pretendo aportar mi granito de arena para sensibilizar de la realidad de muchos pacientes y sus familias, y reclamar el reconocimiento social que se merece.
El daño cerebral adquirido (DCA) supone una interrupción en la vida social, laboral y familiar de la persona afectada como de su entorno. Afortunadamente, los avances médicos han permitido mayores tasas de supervivencia tras la presencia de un daño cerebral, lo que a su vez se ha traducido en un creciente número de personas con discapacidad y dependencia.
¿Qué es el daño cerebral adquirido?
El término "daño cerebral adquirido" hace referencia a un grupo de pacientes que tienen en común haber sufrido una lesión cerebral en algún momento de su desarrollo vital. Es decir, el cerebro cuyo desarrollo ha sido normal hasta ese momento, sufre una lesión súbita que genera una alteración en su estructura y en su funcionamiento. Como consecuencia de esa lesión se ponen de manifiesto ciertas secuelas que afectan de manera significativa en la autonomía de la persona y en el funcionamiento familiar.
Algunas de las consecuencias del daño cerebral son:
Cualquier nivel de dependencia o de necesidad de apoyos para la realización de las actividades básicas de la vida diaria (aseo, vestido, control de esfínteres, desplazamiento y alimentación).
Pérdida de capacidad laboral o necesidad de cambio de empleo.
Necesidad de apoyos o adaptaciones curriculares, en caso de niños en edad escolar.
Cambios de personalidad y problemas emocionales.
Etiología del daño cerebral adquirido
Las causas o etiologías más frecuentes del DCA son los traumatismo craneoencefálicos y los accidentes cerebrovasculares. No obstante, hay otras causas, menos frecuentes, que pueden causar daño cerebral como los tumores del sistema nervioso central y las enfermedades infecciosas del sistema nervioso central.
Traumatimos craneoencefálicos (TCE). Consiste en la lesión por un impacto violento y brusco en el cerebro, ya sea por un agente externo que impacta directamente contra el cráneo o por el choque de éste contra un obstáculo. Pueden ser TCE abiertos, cuando un objeto atraviesa el cráneo y daña el cerebro; y TCE cerrados, cuando la lesión se produce como consecuencia de un golpe violento. Dependiendo de la severidad podemos encontrar TCE leve, moderado y severo.
Enfermedades y accidentes cerebrovasculares (ECV). Engloban todas las lesiones que se producen por una interrupción o una alteración del flujo sanguíneo cerebral. Las consecuencias dependen del vaso sanguíneo afectado y de la extensión del daño producido. Pueden clasificarse en ECV isquémicas, debidas a una oclusión de una arteria cerebral, o ECV hemorrágicas, debidas a una rotura del vaso sanguíneo cerebral.
Tumores del sistema nervioso central. Consiste en el crecimiento descontrolado y anómalo de células cerebrales o de células tumorales que producen metástasis cerebral.
Enfermedades infecciosas del sistema nervioso central. Los principales factores que causan las enfermedades infecciosas son los virus, las bacterias, los hongos, los protozoos y los parásitos. Si estos patógenos logran atravesar la barrera hematoencefálica pueden causar secuelas neurológicas y neuropsicológicas muy variadas, dependiendo del patógeno en cuestión.
Principales secuelas del DCA
Las secuelas del DCA pueden ser muy variadas y dependen de distintos factores como la edad, la severidad y la cronicidad del daño, la localización de la lesión, factores demográficos y las características premórbidas (nivel educativo previo).
Déficits motores: alteraciones del equilibrio, bipedestación, control postural, motricidad gruesa y fina, control cefálico.
Déficits sensoriales: falta de sensibilidad en alguna parte del cuerpo
Deficits cognitivos: déficits viso-perceptivos, alteraciones de la concentración, la velocidad de procesamiento y la atención, déficits de memoria y aprendizaje, alteraciones del lenguaje y de las funciones ejecutivas.
Alteraciones emocionales y conductuales: cambios de carácter o de personalidad.
Ausencia de conciencia de las dificultades o anosognosia. No se es consciente de las limitaciones o las dificultades causadas por la lesión.
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