En los últimos años, el estudio de la conducta social ha permitido conocer mejor las áreas cerebrales que participan en la cognición social y los procesos que se llevan a cabo cuando se llevan a cabo interacciones sociales.
QUÉ ES LA COGNICIÓN SOCIAL
La cognición social se refiere a los procesos mentales que se ven implicados cuando se dan lugar las interacciones sociales. Estas habilidades incluyen la capacidad de percepción de las emociones ajenas, su interpretación, inferir lo que piensan, entender las intenciones de las demás personas y las normas en las interacciones sociales.
No existe un único modelo explicativo sobre la cognición social, ya que es un aspecto complejo y multidimensional donde son varios los procesos psicológicos que se ven implicados cuando se produce la conducta social.
Algunos trastornos en los que se ha observado como la cognición social presenta déficits son el Trastorno del Espectro Autista (TEA), esquizofrenia, trastorno bipolar y trastorno depresivo mayor, así como en trastornos de personalidad. En estos trastornos se pueden observar dificultades en la comprensión de la Teoría de la Mente (ToM), disminución de la empatía, dificultad para comprender las normas sociales, entre otros.
DIMENSIONES DE LA COGNICIÓN SOCIAL
PROCESAMIENTO EMOCIONAL
El procesamiento emocional se refiere a todo aquello relacionado con la percepción y uso de emocionales, desde su identificación y comprensión hasta el uso de estas. Ekman fue el primero en formular una teoría sobre las emociones y expresiones faciales, englobándolas en 6 expresiones universales. Estas se dan en todas y cada una de las personas, sin tener en cuenta aspectos de etnia ni cultura. Son la alegría, tristeza, enfado, miedo, sorpresa y asco. Estas se producen de forma natural y no son aprendidas, son innatas, ya que los bebés son capaces de mostrar estas emociones desde los primeros momentos de su vida.
Cada una de las expresiones universales se genera mediante la acción de determinados músculos faciales, englobados en la boca, ojos, cejas y nariz. En el caso de la tristeza las cejas tiran hacia arriba y las comisuras de los labios hacia abajo; en la alergia vemos como las comisuras de los labios van hacia arriba y los ojos se empequeñecen, en la sorpresa las cejas están elevadas, los ojos muy abiertos y la boca también se abre. Estas son algunas de las conclusiones obtenidas en los estudios de Ekman sobre las emociones.
Se debe tener en cuenta que este procesamiento emocional no queda solo en las expresiones faciales, sino también al tono de voz y lo que implica en función de cómo se usa y la identificación y comprensión de gestos y movimientos corporales.
Un déficit del procesamiento emocional implica no saber reconocer o identificar correctamente las expresiones faciales o su significado, así como no poder comprender el uso del tono de la voz en función del contexto o el uso de gestos y movimientos corporales que se producen en una interacción social.
PERCEPCIÓN Y CONOCIMIENTO SOCIAL
La percepción y conocimiento social se refiere a la capacidad de la persona para identificar, valorar y utilizar reglas y roles en las situaciones sociales en las que participa. Es por ello que en esta dimensión social es totalmente imprescindible que la persona sea capaz de identificar y valorar estímulos relevantes que se producen en la interacción social, para comprender así el contexto social y adaptarse al mismo. De este modo debe ser capaz de entender, también, los esquemas sociales aceptados culturalmente o en función del contexto (acciones, reglas y roles).
De este modo, habrá situaciones sociales en que la persona deba ser capaz de comprender que el contexto implica un rol concreto (como en una situación laboral donde se debe tratar con respeto y en función de la jerarquía) u otro (en un contexto amistoso, rodeado de personas cercanas donde no es necesario una jerarquía). Es por ello que la percepción y el conocimiento social es importante, ya que un déficit en esta dimensión implica el no saber comprender el rol a tomar en la situación social y no saber adaptarse en función del contexto social.
TEORíA DE LA MENTE
La teoría de la mente es la capacidad que tiene una persona para representar estados mentales propios y ajenos. Es decir, la capacidad que tenemos para atribuir o inferir pensamientos propios y a terceras personas, respecto a emociones, sentimientos, creencias, intenciones o situaciones. El buen funcionamiento de la teoría de la mente es imprescindible para tener unas relaciones sociales exitosas, ya que permite reconocer las intenciones de otras personas, así como sus experiencias.
Se considera que existen dos niveles en la teoría de la mente, la de primer orden y de segundo orden:
Primer orden: Cuando una persona infiera un estado mental en otra persona.
Segundo orden: cuando una persona infiere lo que una persona piensa o siente de una tercera.
Existen diversos factores que permiten valorar la teoría de la mente como:
Falsa creencia o mito: es la capacidad para analizar situaciones e interpretarlas, sin dar lugar a representaciones incorrectas sobre el mundo que nos rodea.
Esta falsa creencia se puede evaluar con la “Tarea de Sally y Ana”, donde las personas con una buena ToM comprenderán que Sally buscará la pelota en la cesta, mientras que las personas con déficits en ToM dirán que Sally buscará la pelota en la caja.
Faux Pas: es la capacidad para ser consciente y detectar errores sociales que se cometen de forma accidental.
Esta capacidad puede ser evaluada mediante un breve relato en que una persona comete un error social, por accidente, y se le hace a la persona una serie de preguntas al respeto para evaluar si el error ha sido detectado.
Dobles sentidos: es la capacidad para comprender las ironías, metáforas, dobles sentidos y sarcasmos, sin quedarse atrapado en el sentido literal de las frases formuladas o de los gestos en contextos sociales.
Esta capacidad puede ser evaluada mediante el uso de contextos en los que se usa este tipo de comunicación y la evaluación de la comprensión de la misma.
Atribución de estados mentales a través de la mirada: es la capacidad de comprender sentimientos o estados emocionales a través de la expresividad de la mirada.
Para la evaluación de esta capacidad se ofrecen fotos solo de la parte de los ojos y se evalúa la capacidad para definir correctamente el estado emocional.
EMPATÍA
La empatía es la capacidad para entender y compartir los estados emocionales de otras personas. Esta capacidad implica que la persona que observa a otra en un estado emocional puede sentir esa misma emoción (denominado resonancia afectiva) o sentir otra emoción totalmente diferente.
Esta capacidad permite en muchos casos crear sentimientos de comunidad y cooperación, pues lleva a las personas a ponerse en el lugar de otras personas, comprendiendo así sus tristezas y compartir sus alegrías. Y una capacidad empática deficitaria implica que la persona no es capaz de comprender o ponerse en el lugar de otras personas, por lo que no tendrá esta necesidad o habilidad para compartir estados emocionales y sentir pertenencia en determinadas situaciones o contextos sociales.
Referencias bibliográficas
Fernández Gonzalo, S., Jodar Vicente, M., Muñoz Marrón, E., Redolar Ripoll, D., Tirapu-Ustárroz, J. y Turon Viñas, M. (2019). Neuropsicología de las funciones ejecutivas. Editorial UOC.
Labbé Atenas, T., Ciampi Diaz, E., Venegas Bustos, J., Uribe San Martín, R. y Cárcamo Rodríguez, C. (2019). Cognición social: Conceptos y bases neurales. Revista Chilena de Neuropsiquiatría, 57(4), 347-356. https://www.scielo.cl/pdf/rchnp/v57n4/0717-9227-rchnp-57-04-0365.pdf
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