Aunque la estimulación cognitiva y la rehabilitación neuropsicológica puedan parecer términos equiparables, no se refieren a lo mismo. Veamos las principales diferencias.
Estimulación cognitiva vs. rehabilitación neuropsicológica
La estimulación cognitiva son todas aquellas actividades dirigidas a mejorar el rendimiento cognitivo general o algunas funciones cognitivas específicas (como la atención, la memoria, el lenguaje…), ya sea en sujetos sanos o en pacientes con algún tipo de lesión cerebral.
Barbara Wilson (1989) define la rehabilitación neuropsicológica como un “proceso a través del cual las personas con daño cerebral trabajan junto con profesionales del servicio de salud para remediar o aliviar los déficits cognitivos que surgen tras una afección neurológica”. Por tanto, la rehabilitación neuropsicológica se refiere a cualquier estrategia de intervención que tenga como objetivo la reducción de las alteraciones cognitivas y conductuales de los pacientes que han sufrido daño cerebral y con sus familias con el objetivo de aprender a manejar las dificultades y reducir el impacto en la vida cotidiana. Esto incluye, según la OMS, poner todos los medios posibles para reducir el impacto de las condiciones que son discapacitantes y para permitir a los pacientes alcanzar un nivel óptimo de integración social.
Objetivos de la intervención neuropsicológica
Las metas básicas de la intervención neuropsicológica se pueden resumir en dos grandes objetivos (Wilson, 1991):
– Reducir las consecuencias de las deficiencias cognitivas en la vida diaria.
– Reducir el nivel en que estas deficiencias impiden el funcionamiento adecuado del individuo en su entorno social.
Estos objetivos globales pueden detallarse en cuatro objetivos específicos:
a) Asegurar la autonomía personal y favorecer la socialización.
b) Favorecer la estimulación de las funciones cognitivas superiores.
c) Acompañar a la persona en la toma de conciencia de sus dificultades.
d) Acompañar a la persona y a sus familiares en el trabajo de elaborar un nuevo
proyecto de vida.
Sohlberg & Mateer (2001) proponen una serie de principios que deben guiar a los especialistas de la rehabilitación neuropsicológica a alcanzar esos objetivos:
1. No pueden aislar y tratar solamente la cognición. El daño cerebral afecta el funcionamiento cognitivo, social, conductual y emocional. Cada uno de los cuatro dominios interactúa con los demás. Si pretendemos una rehabilitación eficaz no deben ser pasadas por alto las características de personalidad previas y los posibles trastornos emocionales o conductuales que suelen acompañar al daño cerebral.
2. Adopción de un enfoque ecléctico. El manejo efectivo de los trastornos cognitivos requiere recurrir a una amplia gama de tradiciones, incluidas las disciplinas conductuales, sociológicas, psicológicas y neuropsicológicas.
3. Conceptualización de las áreas cognitivas en modelos teóricos. No es posible intervenir sobre un proceso alterado sin poseer un conocimiento adecuado del funcionamiento del mismo. Trabajar a partir de una taxonomía o modelo de proceso cognitivo ayuda a los especialistas a organizar actividades y prácticas de evaluación y tratamiento.
4. Necesidad de aplicar los conocimientos actuales de los campos de la psicología cognitiva y las neurociencias.
5. Necesidad de formar un vínculo terapéutico con los clientes y sus familias.
Principios básicos de la rehabilitación cognitiva
La elaboración del programa de rehabilitación neuropsicológica del daño cerebral sobrevenido debe tener en cuenta las siguientes consideraciones, con el objetivo de lograr la mayor eficacia terapéutica:
a) Iniciar precozmente la rehabilitación. Cualquier estrategia de rehabilitación cognitiva debe comenzar lo antes posible, ya que el período inicial es el más importante para lograr mayores avances. Cualquier persona con daño cerebral que haya recibido rehabilitación cognitiva recuperará mejor sus funciones que si no la ha recibido y ésta normalmente será mayor si la rehabilitación se ha iniciado antes. El desconocimiento de esta evidencia puede llevar a retrasar el proceso de intervención cognitiva, privando al paciente de la posibilidad de una recuperación mayor.
b) Dotar a la rehabilitación cognitiva un carácter dinámico. Se debe entrenar al paciente para que realice los ejercicios y tareas pertinentes de manera que la terapia resulte lo más dinámica y lúdica posible. En la medida de lo posible el proceso terapéutico debe ser un proceso activo, suministrando directrices generales, estrategias básicas, ejercicios y tareas que pueda realizar el paciente por su cuenta.
c) Simplificar el entorno del paciente. La adaptación ergonómica es fundamental, simplificando el entorno del paciente y evitando obstáculos en su domicilio.
d) Interdisciplinariedad. La rehabilitación neuropsicológica es una acción interdisciplinar donde los neuropsicólogos trabajan junto con otros profesionales: fisioterapeutas, rehabilitadores, psico- terapeutas, enfermeros, logopedas, terapeutas ocupacionales, neurólogos, neuropsiquiatras, etc.
e) Adaptación del programa a las necesidades e intereses del paciente. El punto de partida de la rehabilitación cognitiva debe ser cada paciente, su realidad, sus necesidades y sus intereses. Siempre que se tengan en cuenta premisas de carácter científico para desarrollar el proceso de rehabilitación cognitiva, es aconsejable que exista un contexto lúdico, partiendo de la propia experiencia del paciente, y tomando el principio de la validez ecológica, que consiste en valorar en qué condiciones se pueden hacer generalizaciones de lo aprendido al medio natural que rodea la persona.
f) Utilización de técnicas de modificación de conducta
La rehabilitación cognitiva utiliza ampliamente técnicas de modificación de conducta, tanto para mejorar las funciones cognitivas como las alteraciones emocionales derivadas del daño cerebral. La utilización de las técnicas cognitivo-conductuales, basadas en el condicionamiento operante como la retroalimentación, la economía de fichas, los contratos, el moldeamiento, las autoinstrucciones y el entrenamiento en autocontrol, son algunas de las modalidades utilizadas en el proceso terapéutico del daño cerebral.
Estrategias de rehabilitación neuropsicológica
Restauración y recuperación de la función
Se inspiran en el principio básico de que la repetición sucesiva de una actividad que ha sido abolida por el daño cerebral puede producir una mejoría progresiva en la misma. Podemos diferenciar dos modalidades de restauración y recuperación del daño cerebral:
a) Recuperación espontánea
El propio cerebro, durante las semanas posteriores a la lesión tiende a propiciar una recuperación total o parcial de la función afectada. Este proceso de restauración se realiza de modo espontáneo. Las zonas adyacentes al lugar donde se ha producido una lesión tienden a incrementar su metabolismo con el objetivo de recuperar la función suprimida. Los procesos de restauración espontánea del cerebro siempre son más intensos en los días-semanas inmediatamente posteriores a la lesión cerebral. De ahí la gran importancia de iniciar la intervención cognitiva lo más temprano posible.
b) Restauración y reentrenamiento de la función
Los programas de restauración de la función (también llamados de reentrenamiento o estimulación de la función) normalmente implican la práctica de ejercicios diseñados para fortalecer algunos procesos básicos, tales como atención, memoria, percepción, funciones ejecutivas, etc. (Sohlberg y Mateer, 2001).
El fundamento teórico sobre el que se basa este tipo de intervención reside en la concepción de que la estimulación de los distintos componentes de los procesos cognitivos conducirá a un mejor procesamiento y a una automatización de dichos procesos, mostrando, así, un mejor rendimiento. La restauración de la función requiere que el paciente realice una serie de ejercicios, más o menos repetitivos, en los que se vea directamente implicada la función alterada.
Este tipo de entrenamientos suelen comenzar con tareas sencillas que se van complicando a medida que el paciente progresa.
Compensación y sustitución de la función
Las estrategias compensatorias van dirigidas a que el paciente aprenda o reaprenda a realizar actividades funcionales significativas para su vida cotidiana. De este modo, los pacientes pueden aprender a realizar dichas actividades aunque la función alterada no mejore de forma específica.
Dicho de otro modo, se ponen en marcha otros procesos cognitivos distintos de los afectados para compensar sus déficit. Se trata de desarrollar una nueva conducta o una nueva habilidad que sustituya a la que se ha perdido o es deficitaria.
Por ejemplo, a un estudiante que muestra numerosas distracciones se le entrena para que, al ponerse a estudiar, elimine todos los objetos de la mesa que puedan captar su atención. En el caso de un paciente que presente graves dificultades de memoria episódica es posible enseñarle a utilizar una agenda. Con ello no se “recupera” su atención o su memoria, pero sí se minimiza el impacto de esas dificultades en su vida cotidiana.
Las estrategias de compensación incluyen modificaciones en el entorno, aprendizaje de estrategias, utilización de ayudas externas, etc.
Conclusiones
En el momento de diseñar cualquier programa de rehabilitación es conveniente tener en consideración algunas características generales:
– Importancia de los modelos teóricos como referencia
– Necesidad de adopción de una perspectiva interdisciplinar y múltiple
– Establecimiento de un orden de prioridades, partiendo de una evaluación neuropsicológica exhaustiva.
– Comienzo de la intervención de forma precoz
– Empleo de tiempo suficiente de tratamiento
– Centrarse en la discapacidad más que en los déficit
– Habilidades conservadas como base del tratamiento
– Consideración de los cambios emocionales y de comportamiento
– Diseño de un programa de rehabilitación individualizado
– Motivación y colaboración para el tratamiento
Referencias
Muñoz Marrón, E., & Blázquez Alisente, J. L. (Eds.). (2009). Estimulación cognitiva y rehabilitación neuropsicológica (1. ed). Ed. UOC.
Portellano, J. A. (2011). Introducción a la neuropsicología. McGraw-Hill España.
Santos Cela, J. L., & Bausela Herreras, E. (2005). Rehabilitación neuropsicológica. Papeles del Psicólogo, 26(90), 15-21.
Sohlberg, M. M., & Mateer, C. A. (Eds.). (2001). Cognitive rehabilitation: An integrative neuropsychological approach. Guilford Press.
Wilson, B. (1987). Rehabilitation of memory. Nueva York: The Guildford Press
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