top of page
Foto del escritorElisabet Soler Felsner

La parálisis cerebral

El 6 de octubre se celebra el Día Mundial de la parálisis cerebral, con el objetivo de dar visibilidad a esta condición y las personas y cuidadores que conviven con ella. De este modo y con la intención de dar visibilidad a este día, pasamos a explicar en qué consiste la parálisis cerebral.

¿Qué es la parálisis cerebral?

Se denomina parálisis cerebral a un grupo heterogéneo de trastornos que afectan al movimiento, la postura y el equilibrio, de forma que limitan la ejecución de actividades. Es un trastorno que se produce debido a un desarrollo anormal en el cerebro del bebé (durante el embarazo) o a un daño en el cerebro en desarrollo (tras el embarazo). De este modo, la parálisis cerebral puede ocurrir tanto en el embarazo como tras el nacimiento, es por ello que también se la denomina parálisis cerebral infantil.


¿Cuáles son las causas de la parálisis cerebral?

Se considera que los factores relacionados con la parálisis cerebral pueden ser prenatales, perinatales (durante el parto) o posnatales.

  • Prenatales:

o asfixia neonatal.

o embarazo múltiple.

o enfermedades metabólicas.

o exposición a toxinas o drogas.

o fiebre materna.

o hipertiroidismo materno.

o incompatibilidad de Rh: cuando la madre es Rh negativo y el bebé Rh positivo, el cuerpo puede considerar al bebé como un cuerpo extraño y crear anticuerpos contra la sangre del bebé.

o infartos cerebrales.

o infección del tejido placentario.

o infecciones víricas.

o malformaciones del sistema nervioso central.

  • Perinatales:

o bajo peso.

o dificultades en el parto.

o no recibir oxígeno (anoxia).

o prematuridad.

o procesos infecciosos.

o trastornos metabólicos.

  • Posnatales:

o ahogamiento.

o encefalitis.

o hemorragia intracraneal.

o hidrocefalia.

o infarto o accidente vascular.

o meningitis.

o traumatismos craneoencefálicos.

o tumores intracraneales.


Síntomas

Los síntomas de la parálisis cerebral suelen observarse en los primeros meses de vida del infante, si bien es posible que el diagnóstico no se realice hasta pasados los 2 años de edad. Esto es debido a que los bebés con parálisis cerebral muestran retrasos para alcanzar hitos motores como darse la vuelta, gatear o caminar. Pero este retraso en la adquisición de hitos motores también puede observarse en niños sin parálisis cerebral.

Para poder diagnosticar la parálisis cerebral se debe acudir a un profesional que lleve a cabo pruebas que evalúen el desarrollo y crecimiento del infante, los hitos motores alcanzados o el retraso en la adquisición de estos, así como realización de pruebas médicas de neuroimagen, de reflejos, etc., que permitirán descartar otros diagnósticos.


El tipo y la gravedad de la parálisis cerebral vendrá determinado por diversos factores como son el origen de la afectación, lugar y extensión de la lesión y afectación del funcionamiento cognitivo, social, conductual y/o emocional. Puesto que la afectación cerebral se produce en un cerebro todavía en desarrollo, las posibles lesiones y gravedad de las mismas a nivel cognitivo, social, conductual y/o emocional pueden no ser visibles hasta que el menor va creciendo o las exigencias del entorno no evidencian las dificultades.

A nivel cognitivo se ha observado que las personas que sufren parálisis cerebral pueden presentan afectación en:

  • Atención: bajos niveles de alerta, dificultad para mantener y dirigir la atención, dificultad para ignorar estímulos irrelevantes y facilidad para distraerse.

  • Perceptivos: alteraciones sensoriales (visual, auditivo, propioceptivo, somestésico) que afectan a las reacciones y respuestas sobre los estímulos ambientales.

  • Motrices: pobre coordinación del movimiento, déficits de la capacidad práxica (manual, constructiva, etc.), pobre concepción del esquema corporal y déficit en la especialización hemicorporal y lateralidad.

  • Lenguaje: retraso en la adquisición y dificultades en la comunicación (en mayor o menor grado).

  • Memoria: dificultades en la recepción, almacenamiento, procesamiento y recuperación de la información a corto y largo plazo, en todas las vertientes de la memoria (operativa, episódica, semántica, implícita, explícita, autobiográfica, retrospectiva y prospectiva).

  • Funciones ejecutivas: dificultades en planificación, flexibilidad cognitiva, inhibición, autorregulación, monitorización, impulsividad, déficits en metacognición y pensamiento abstracto.

No obstante, se debe tener en cuenta que en los menores la capacidad de crear nuevas conexiones a través del aprendizaje y la estimulación (plasticidad cerebral), puede ayudar a compensar en mayor o menor medida los déficits que puedan surgir.


Clasificación de la parálisis cerebral

Según el lugar de la lesión y manifestación motora:

  • Espástica: se observa aumento del tono y rigidez muscular y disminución del movimiento voluntario tanto en las extremidades (brazos y piernas), como en el tronco y la cara. Aparece grupos musculares flexores o extensores, dando lugar a acortamientos y deformidades.

  • Discinética: se observan movimientos involuntarios y cambios bruscos del tono muscular de las extremidades superiores (brazos) e inferiores (piernas). Provoca dificultad para caminar o estar sentado.

  • Atáxica: se observa bajo tono muscular (hipotonía), incoordinación de los movimientos y dificultad en el equilibrio.

  • Mixta: se observan manifestaciones de diferentes modalidades sin que predomine ninguna de forma clara.

Según la extensión:

  • Unilateral:

o monoplejía (solo hay una extremidad afectada).

o hemiplejía (afectación de la extremidad superior e inferior de un único lado del cuerpo).

  • Bilateral:

o diplejía (las extremidades inferiores están más afectadas que las superiores).

o tetraparesia (las cuatro extremidades están afectadas).

o triparesia (las extremidades inferiores están afectadas y solo una extremidad superior).


Según la gravedad:

  • Clasificación funcional:

o grado 0: normal.

o grado 1: pequeñas anomalías con posibilidad de corrección voluntaria sin alteración de la función.

o grado 2: evidentes anomalías que no impiden la función.

o grado 3: limitación de la función.

o grado 4: función imposible.

  • Clasificación de la función motora gruesa:

o nivel 1: marcha sin restricciones.

o nivel 2: marcha sin ayudas, pero con limitaciones espaciales.

o nivel 3: marcha con ayudas.

o nivel 4: independencia en la movilidad bastante limitada.

o nivel 5: dependiente para el desplazamiento.


Trastornos asociados

Las personas que padecen parálisis cerebral pueden presentar en ocasiones otro tipo de trastornos o alteraciones asociados como:

  • Alteraciones del sueño.

  • Alteraciones somestésicas (referidas a las sensaciones percibidas por el cuerpo como la temperatura, presión o el dolor).

  • Asimetrías corporales (contracturas, luxaciones, escoliosis).

  • Disartria.

  • Disfagia.

  • Epilepsia.

  • Estreñimiento

  • Hidrocefalia.

  • Hipoacusia o sordera.

  • Incontinencia urinaria.

  • Problemas de aprendizaje.

  • Problemas músculo-esqueletales.

  • Problemas oculares como nistagmo, estrabismo o hemianopsia (ceguera de la mitad del campo visual).

  • Problemas respiratorios.

  • Reflujo gastroesofágico.

Tratamiento en la parálisis cerebral

La parálisis cerebral no tiene cura, pero sí que existen tratamientos que permiten mejorar la calidad de vida de los pacientes que la padecen. El tratamiento debe ser multidisciplinar y contar con profesionales de diversos ámbitos como un neuropsicólogo, un terapeuta ocupacional, un médico, un logopeda, etc., y debe iniciarse lo más pronto posible.



Desde la neuropsicología se intervendrá en los posibles déficits cognitivos anteriormente mencionados que el paciente puede presentar, con el objetivo de disminuir los déficits y recuperar la función hasta un estado de normalidad (o al menos que permita una mejor funcionalidad) o de enseñar técnicas y dotar a la persona de herramientas para compensar los déficits manifestados.



Además del trabajo directo con el propio paciente sobre los déficits específicos que presente, también es importante trabajar conjuntamente con la familia y/o cuidadores para hacerlos partícipes de todo el proceso de intervención. De este modo se disminuye la carga de los padres y/o cuidadores al dotarles de información sobre el trastorno y ayudar a solventar posibles dudas que tuvieran sobre la parálisis cerebral. A la vez, al participar activamente en el proceso de intervención no solo conseguimos que puedan observar los progresos en primera persona, sino que puedan crear un lazo y una relación más profunda con el paciente.


Referencias bibliográficas

Cabezas López, M. (2016). Daño cerebral perinatal: Parálisis cerebral y trastornos asociados. En Ruiz Sánchez de León, J. M. Manual de Neuropsicología pediátrica (pp. 223-259). Instituto superior de estudios psicológicos (ISEP).


Carrillo de Albornoz Morales, R. y Cubillo Cobo, R. (2015). Parálisis cerebral infantil. En Arnedo Montoro, M., Bembibre Serrano, J., Montes Lozano, A. y Triviño Mosquera, M. Neuropsicología infantil. A través de casos clínicos (pp. 133-149). Editorial Médica Panamericana.


Muriel, V., Ensenyat, A., García-Molina, A., Aparicio-López, C. y Roig-Rovira, T. (2014). Déficits cognitivos y abordajes terapéuticos en parálisis cerebral infantil. Acción psicológica 11(1), 107-120. https://scielo.isciii.es/pdf/acp/v11n1/10_original10.pdf

Entradas recientes

Ver todo

Comments


Sígue a Neurones en redes sociales

  • Twitter
  • Facebook icono social
  • Instagram

Suscríbete y sé el primero en enterarte de todas las novedades sobre neuropsicología

¡Gracias por suscribirte!

bottom of page