QUÉ SON LAS FUNCIONES EJECUTIVAS
Las funciones ejecutivas son procesos cognitivos de orden superior que permiten a una persona elegir, anticipar, establecer metas, organizar acciones y ejecutarlas para llegar a un objetivo o meta. Además, son las funciones que permiten a una persona conocerse, explorarse, adaptarse, controlar, elegir y decidir por sí misma, dotándola así de autonomía en su vida diaria y en situaciones complejas.
Las funciones ejecutivas, además, son la base a través de la cual se desarrollan otros procesos cognitivos como la atención, el lenguaje o la memoria. Siendo así, el aspecto más complejo e imprescindible de la cognición humana.
Al ser funciones de orden superior, son una de las funciones que más tardan en adquirirse y madurar, si bien su adquisición tiene lugar en la infancia, habiendo un desarrollo importante a partir de los 5-8 años de edad. No obstante, se considera que el control y maduración de las funciones ejecutivas no es completo hasta los 25 años de edad.
Aunque en los últimos años los avances científicos y médicos han permitido a los investigadores avanzar en el estudio y comprensión de las funciones ejecutivas, no hay un modelo único que explique y comprenda el funcionamiento íntegro, completo y relacional de estas. No obstante, los estudios con neuroimagen muestran que determinados procesos ejecutivos pueden localizarse en estructuras frontales concretas y, por tanto, ante lesiones en esas zonas pueden preverse determinados déficits ejecutivos.
El número de funciones ejecutivas, manera de denominarlas o importancia de los procesos varía en función del autor. De este modo, autores como Sohlberg y Mateer en 1989 consideraron que las funciones ejecutivas a destacar eran:
Mientras que otros como consideraban que las funciones ejecutivas estaban formadas por:
Actualmente, se considera que las funciones ejecutivas son varias y diversas, pero siempre enfocadas a la consecución de objetivos, organización de acciones y autonomía de la persona en la vida diaria y en situaciones complejas.
Anticipación: Capacidad de prever resultados y consecuencias de acciones, sin necesidad de llevarlas a cabo.
Establecimiento de metas: Capacidad de elaborar estrategias y dirigir recursos y la conducta para lograr un fin.
Finalización: Capacidad para dar por terminada una actividad, ya sea por haber llegado al objetivo o porque este no es realizable.
Flexibilidad cognitiva: Capacidad mental para adaptarse y cambiar la conducta ante estímulos nuevos o inesperados, modificando así la secuencia de acciones.
Fluidez: Capacidad de generar información para la elaboración de actividades.
Inhibición: Capacidad de ignorar voluntariamente estímulos que no son importantes o necesarios.
Iniciación: Capacidad para escoger empezar una actividad.
Memoria de trabajo: Capacidad de retener información de forma temporal, para ser usada en el desarrollo de una actividad.
Monitorización: Capacidad de observar la ejecución de acciones y corregir los errores que puedan cometerse.
Organización: Capacidad de secuenciar y estructurar información de manera eficiente.
Planificación: Capacidad de establecer objetivos, secuenciar acciones y elegir entre diversas opciones para llegar al objetivo.
Razonamiento: Capacidad de resolver problemas estableciendo relaciones causales de forma consciente.
Toma de decisiones: capacidad de escoger entre varias opciones.
EVALUACIÓN DE LAS FUNCIONES EJECUTIVAS
Ante lesiones en el lóbulo frontal o estructuras estrechamente conectadas con él (tálamo, ganglios basales, etc.), es importante realizar una evaluación de los procesos frontales para poder descartar déficits en procesos ejecutivos o un síndrome disejecutivo (que es un trastorno en que varios déficits ejecutivos se producen, con posibles déficits conductuales y emocionales). Algunas de las pruebas que pueden usarse para la evaluación de las funciones ejecutivas son:
Torre de Londres: test que evalúa la capacidad de planificación, así como de memoria de trabajo, memoria visoespacial e inhibición. En dicho test encontramos tres varillas de diferente altura y una serie de bolas de colores que encajan en las varillas. La tarea consiste en copiar de forma idéntica una forma enseñada por el examinador, usando el menor número de pasos posible y moviendo solo una bola al mismo tiempo.
Figura compleja de Rey: Test que evalúa la capacidad de planificación, así como la memoria de trabajo, memoria visoconstructiva a corto y largo plazo y praxis. Esta prueba consiste en un dibujo que no tiene significado, que debe ser copiado en primer lugar de forma exacta y, posteriormente, dibujado de nuevo al recuerdo (dejando tiempo entre una y otra actividad).
Wisconsin Card Sorting Test o WCST: es un test que permite evaluar la capacidad de abstracción y conceptualización, además de flexibilidad cognitiva, inhibición y atención. En esta se preparan una serie de cartas ante el paciente que difieren en forma, color o número y se entrega el resto de cartas a la persona. Esta debe reflexionar el modo en que las cartas deben ser clasificadas. Además, durante la prueba se le cambiarán los parámetros de clasificación al paciente, no permitiéndole seguir con el antiguo método.
Subtest de dígitos directos y/o inversos del WAIS-V: es un subtest contenido dentro de la prueba de evaluación neuropsicológica WAIS-V (evalúa todos los aspectos de la cognición) que evalúa la memoria de trabajo, así como la capacidad de atención. Para ello se ofrece a la persona una lista de números que debe repetir en el mismo orden o en orden inverso, esta lista de números va cambiando y aumentando en cantidad a medida que se desarrolla la prueba.
Test de fluencia verbal o FAS: test que evalúa la capacidad de fluencia verbal tanto fonética como semántica, así como de monitorización, inhibición, conceptualización y expresión verbal. Para esta prueba se le pide a la persona que diga en un tiempo cuantas palabras pueda decir que inicien con una letra concreta (normalmente no se aceptan nombres propios ni derivaciones de palabras) o por una categoría (como podría ser animales con una letra específica).
Test Strop: Test que evalúa la inhibición, así como la capacidad atencional. Para dicha prueba se presentan una serie de colores escritos, pintadas con un color que no corresponde a lo escrito. De este modo la persona, no debe leer el color escrito, sino que debe verbalizar el color pintado.
A nivel conductual y emocional también existen diversas pruebas que permiten evaluar la presencia de trastornos como:
BDI (Beck Depression Inventory): Test que evalúa la sintomatología depresiva y su gravedad
BAI (Beck Anxiety Inventory): Test que evalúa la sintomatología ansiosa y su gravedad.
Apathy Evaluation Scale: Test que evalúa la presencia de apatía, aplicado normalmente a personas que han sufrido una afectación cerebral.
FBI (Frontal Behavioral Inventory): Test que evalúa cambios conductuales o de personalidad apreciados por un familiar o cuidador sobre la persona afectada.
Reconocimiento de expresiones emocionales: Test que evalúa la capacidad de reconocer estados emocionales mediante el análisis de caras y las expresiones faciales que presentan.
IRI (Índice de Reactividad Interpersonal): Test que evalúa la capacidad empática cognitiva (comprender el punto de visto de otra persona) y emocional (respuesta emocional al percibir estados emocionales en otras personas).
Se debe tener en cuenta que existen ocasiones en que las personas muestran un rendimiento normal durante la evaluación, pero manifiestan quejas sobre su capacidad en el día a día. Esto es debido a que las pruebas se realizan en un espacio artificial y son pruebas que no tienen propósito o significado para la persona, no como el tener que desarrollar actividades de la vida diaria. Por ello, además, siempre es necesario realizar una entrevista y cuestionarios donde se especifiquen aspectos y actividades de la vida diaria (actividades básicas y complejas), que puedan verse afectadas. Algunos de estos cuestionarios son:
Cuestionario DEX (Dysecxecutive Questionnaire): Test que evalúa las funciones ejecutivas de la persona y su impacto en la funcionalidad.
BRIEF (Behavior Rating Inventory of Executive Functions): Test que evalúa las funciones ejecutivas de la persona y su impacto en la funcionalidad.
REHABILITACIÓN NEUROPSICOLÓGICA DE LAS FUNCIONES EJCUTIVAS
La intervención sobre las funciones ejecutivas busca mejorar el rendimiento de la persona afectada con el objetivo de conseguir efectos positivos en su vida diaria y autonomía. Para ello la intervención debe tener en cuenta si pretende:
Restaurar: es decir, se pretende que el déficit ejecutivo que se presenta se trabaja para volver a un estado de normalidad o mejorar la funcionalidad. Para ello se estimula a la persona mediante actividades o tareas enfocadas al déficit concreto y su generalización a la vida diaria.
Compensar: es decir, el déficit ejecutivo se valora que no puede ser mejorado o alcanzar un nivel funcional, por lo que se buscan estrategias que permitan a la persona realizar actividades diarias y mantener su autonomía sin trabajar el déficit directamente. Es el ejemplo del uso de agendas en las personas con dificultades de memoria.
Algunas de las actuaciones que pueden llevarse a cabo para personas con déficits ejecutivos son:
Secuenciar la actividad en pasos simples, para que la persona pueda realizarla.
Establecer objetivos claros y posibles.
Crear listas con los pasos a seguir para poder ir visualizando el progreso conseguido.
Dividir una tarea y realizar de uno en uno, siguiendo un orden lógico.
Ofrecer instrucciones simples y claras, evitando información innecesaria, para la ejecución de una tarea.
Graduar la complejidad de las tareas.
Ofrecer frases estratégicas a la persona que debe repetirse en situaciones concretas (primero el paso 1, piensa antes de actuar, cuenta hasta 10, etc.).
Ofrecer actividades que tengan que ver con el día a día de la persona para obtener una mayor motivación y resultados beneficiosos.
Utilizar agendas y calendarios.
Modificar el entorno para eliminar distractores o facilitar sistemas estructurados.
Por otro lado, además de intervención habitual llevada a cabo con papel y lápiz, existen aplicaciones o páginas web como NeuronUp, diseñadas específicamente con actividades para rehabilitar diversos procesos cognitivos. NeuronUp, concretamente, tiene ejercicios que permiten trabajar la memoria de trabajo, planifición, flexibilidad cognitiva, etc. tanto para niños como para adultos. Estas están diseñadas en diversos niveles y de forma sencilla para su manejo.
Referencias bibliográficas.
Bausela Herrera, E. (2014). Funciones ejecutivas: Nociones del desarrollo desde una perspectiva neuropsicológica. Acción Psicológica, 11(1), 21-34. https://scielo.isciii.es/pdf/acp/v11n1/03_original3.pdf
Fernández Gonzalo, S., JOdar Vicente, M., Muñoz Marrón, E, Redolar Ripoll, D., Tirapu-Ústarroz, J. y Turon Viñas, M. (2019). Neuropsicología de las funciones ejecutivas. Editorial UOC.
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